Pánico escénico: cómo perder el miedo a hablar en público

¿Cuántas veces les ha tocado enfrentarse a un público para hacer una presentación oral de cualquier índole? ¿Y en cuántas de esas situaciones han sentido miedo de hacerlo, o peor aún, al final simplemente no lo logran? En todas esas oportunidades han sido invadidos por el pánico escénico, una reacción del organismo que impide cualquier actuación en este tipo de situaciones. ¿Se puede superar? Totalmente, pero nada llega por arte de magia, así que es hora de conocer qué se debe hacer.

Para muchas personas, el hecho de hablar en público puede representar una oportunidad de crecimiento personal en muchos ámbitos, especialmente en el académico y profesional, ya que esta actividad está mayormente relacionada a momentos importantes que impliquen retos para avanzar, crecer o evolucionar, además de que el carisma puesto sobre esta práctica permite ganar también cierto reconocimiento antes otras personas.

Sin embargo, en muchas ocasiones, diversos factores le hacen pensar que no es capaz de asumir ese reto de presentarse en público y cumplir con su tarea, especialmente ese temor a ser rechazados o no ser bien recibidos por sus interlocutores. A esa sensación se le conoce como pánico escénico, o también miedo escénico.

pánico escénico o miedo escénico

El pánico escénico es una reacción natural del organismo que se manifiesta cuando la persona que se enfrenta a una presentación en público, comienza a pensar que no podrá cumplir con su labor. Debido a esto, la mente humana entra por completo en una fase de bloqueo que inhibe al individuo y lo imposibilita para realizar la tarea a la que estaba destinado.

Generalmente, el miedo escénico es vinculado con la timidez, y ciertamente es una forma de timidez más grave que surge exclusivamente ante la presencia de un público espectador al que no se está acostumbrado, por lo que en presencia de amigos no suelen ocurrir episodios de pánico. En este mismo contexto, no es necesario que la cantidad de espectadores sea demasiado numerosa, de hecho, tan solo estar representada por alguien a quién no conoce, o es algún tipo de autoridad, como por ejemplo en una entrevista de trabajo, también puede constituir un factor de riesgo ante el miedo escénico. Sin embargo, hay casos puntuales en los que esta condición también se manifiesta ante personas conocidas, como puede serlo al momento de una confesión de amor, y es en estos casos cuando más se parece a la timidez.

Cuando un individuo sufre de miedo escénico, ve afectado otros atributos de su personalidad, como la autoestima, el deseo de éxito y las ganas de superarse. Al ver reprimidas sus capacidades, el estrés, la ansiedad y la angustia de no poder atender las situaciones en público invaden su mente, lo cual a largo plazo puede terminar convirtiéndolo en alguien sumamente sumiso y alejado de cualquier situación que involucre el contacto con cualquier clase de audiencia, limitando sus oportunidades de progresar en campos como el laboral y académico.

Aunque no todas las personas sufren este mal de la misma manera, existen patrones por los cuales se puede saber por qué alguien llega a pasar por un episodio de miedo escénico:

  • Novedad: Es encontrarse en la situación de tener que plantarse ante lo desconocido, lo cual genera una serie de pensamientos negativos debido a la incertidumbre de no saber a qué se está enfrentando.
  • Desconocimiento: A diferencia de la novedad, en este caso la persona lo que no conoce es el tema del que va a hablar, generalmente por falta de preparación sobre el mismo.
  • Sorpresa: Similar a la novedad, es tener la obligación de enfrentarse a una situación no esperada, que surge de repente, lo cual provoca que la persona se sienta totalmente indefensa al no estar preparada para tal suceso, aunque tenga pleno dominio sobre el tema que debe tratar.
  • Inexperiencia: El no conocer a fondo el tema a tratar o no haber vivido suficientes experiencias de aprendizaje al respecto, hacen que el individuo no se sienta capaz de enfrentarse a situaciones similares que impliquen exponer en público el poco conocimiento que tienen sobre ello.
  • Importancia: A mayor grado de relevancia del tema a tratar, el individuo se sentirá menos capaz de poder abordarlo, siendo invadido por el miedo y la desesperación.

Todos estos factores provocan que el individuo se vuelva susceptible al miedo de no poder ejecutar de manera efectiva la presentación de la cual es responsable, y la sensibilidad generada ante tales situaciones disparan el temor al fracaso y, por consiguiente, el miedo escénico. Adicionalmente, las experiencias negativas del pasado contribuyen a profundizar aún más ese miedo a hablar en público, ya que la falta de seguridad en sí mismo potencia la idea de volver a fracasar.

Síntomas del pánico escénico

Cuando ocurre un episodio de pánico escénico, la reacción del organismo desencadena una serie de síntomas que dificultan el desempeño sobre el escenario o espacio en el que ocurra la presentación, y estos se manifiestan en tres planos o niveles diferentes del ser humano, como lo son el físico o fisiológico, el cognitivo o psicológico, y el conductual.

Nivel físico o fisiológico:

Estos son los síntomas que se manifiestan físicamente en la persona que sufre de pánico escénico. Primeramente, la respiración y frecuencia cardíaca tienden a acelerarse, junto al aumento repentino de la sudoración. Las manos se ponen frías y puede sentirse un fuerte nivel de tensión corporal, sequedad en la boca, debilitamiento de las piernas y enrojecimiento de la piel. En casos extremos, la persona puede marearse, sentir dolores de cabeza y escalofríos, y una incontenible necesidad de ir al baño

Nivel cognitivo o psicológico:

Los primeros síntomas que se manifiestan en este nivel son las fallas en la concentración y la memoria, que provocan el olvido parcial o total del tema a tratar y confusión en las ideas por parte de la persona afectada de pánico escénico. Debido a esto, comienza a manifestarse un fuerte temor al fracaso y al rechazo que afectan severamente la estabilidad emocional del individuo, que le llevan a pensar que no es capaz de asumir tales responsabilidades y autocuestionar sus capacidades.

Nivel conductual:

Los síntomas más comunes son el tartamudeo y la exposición deficiente por parte del presentador. Esto conlleva a largos momentos en silencio, cambios en el hilo conductor de la presentación, discurso deficiente, atropellado y a veces sin sentido, tono de voy demasiado bajo o débil y tics nerviosos. En los casos más graves la persona decide posponer la presentación o, peor aún, a huir de la escena. También puede recurrir al consumo de bebidas alcohólicas o medicamentos tranquilizantes como opción para calmar el nerviosismo.

Afectados por el pánico escénico

Básicamente todo el mundo está propenso a atravesar por un episodio de pánico escénico al menos una vez en su vida. Diversos estudios afirman que hasta el 95 % de la población mundial sufre constantemente de niveles de ansiedad variables ligados al miedo que les produce presentarse ante una audiencia determinada, por lo cual esta fobia se convierte en una de las más comunes.

Una característica interesante de analizar en cuanto al miedo a hablar en público, es que en muchos casos esta es precisamente la habilidad afectada: hablar. Muchas de las personas con este recelo no sienten temor incluso a desenvolverse ante un auditorio repleto cuando es otra la tarea encomendada, como por ejemplo, bailar o cantar.

Sin embargo, el temor a que las cosas no salgan como se esperan no se limita solamente a hablar. En este mismo sentido, la sensación de incomodidad sobre un escenario determinado pueden también sufrirla músicos o bailarines. Curiosamente, es también la habilidad principalmente requerida por ellos la más afectada, como el control de los brazos para sostener de manera correcta los instrumentos, o la coordinación de las piernas para poder ejecutar hasta los más sencillos pasos de baile, respectivamente.

Y es que el miedo escénico es tan frecuente y puede ser padecido por cualquier persona, que inclusive muchos artistas famosos han visto comprometidas sus carreras debido a esta condición. Por ejemplo, las actrices Salma Hayek y Scarlett Johansson se apartaron del teatro debido a traumas en su adolescencia, aunque Johansson pudo recuperarse y volver a las tablas varios años después. Una situación similar vivió la mismísima Barbra Streisand, quien pasó 27 años alejada de los escenarios después de haber olvidado la letra de una de sus canciones durante una presentación.

Otros artistas han manifestado sufrir de miedo escénico y han tenido que enfrentarlo de diversas maneras para no ver perjudicada su carrera. Los cantantes Harry Styles (de la banda One Direction) y Adele tienden a vomitar antes de subir al escenario, y la banda Guns N’ Roses es conocida históricamente por comenzar sus conciertos con varias horas de retraso debido a la ansiedad que sufre su vocalista Axl Rose antes de cada una de sus presentaciones.

Por si fuera poco, los cantantes Marc Anthony, Alejandro Sanz y Madonna, y los actores Huhg Grant, Cameron Díaz y Leonardo Di Caprio, por mencionar sólo algunos, también manifiestan tener esta patología. Entonces, si grandes personajes de la vida pública han podido superar el miedo escénico y ser exitosos, no hay excusa para que tú no puedas lograrlo.

Perder el miedo a hablar en público

El miedo escénico es un sentimiento que seguramente no se podrá erradicar por completo, ya que esta condición es innata de la mente humana y el individuo afectado siempre tendrá ese pensamiento sobre el posible fracaso de toda presentación en público. Sin embargo, puede superarse aplicando ciertas técnicas que permitan una actuación óptima, apoyados en la autoconfianza y una alta autoestima.

Técnicas para lograr hablar en público

El éxito de toda presentación en público depende en gran medida de lo que las personas hagan antes de salir al escenario, por lo que la práctica de técnicas y métodos que permitan obtener mayor seguridad constituyen una clave para triunfar.

Lo más importante de todo es tener pleno dominio del tema sobre el que se va a hablar. Nadie es completamente capaz de realizar una presentación sin saber exactamente qué es lo que va a decir, por lo que el estudio y la preparación adecuada son vitales. Esto no significa que deba memorizar cada palabra como si su rutina fuese un acartonado discurso, sino más bien conocer cada aspecto importante con el objetivo de poder luego hablar sobre ello con sus propias palabras.

Como parte del estudio, no pueden dejarse de lado los ensayos. Estos pueden ser realizados en total soledad, frente a un espejo o como más cómodo se sienta. Una vez que ya exista un conocimiento sólido sobre el tema, puede pedirle a un familiar u otra persona de confianza que actúe como espectador durante unos minutos, para así irse acostumbrando a la idea de que pronto lo hará ante un auditorio completo.

También es recomendable conocer tanto el escenario como el público al cual se va a dirigir. Una visita previa al lugar de la presentación, ya sea una tarima o un salón, le permitirá familiarizarse con el espacio con el que contará al momento de cumplir con el reto. De igual manera, indagar sobre qué tipo de público irá a verle puede contribuir a cobrar consciencia sobre cómo expresarse; los estudiantes o trabajadores que realizan constantes presentaciones ante sus compañeros no deberían tener problema alguno con este aspecto, ya que representan un público ya conocido y saben que se encuentran en confianza.

Si aún así no se siente completamente seguro, no está de más recurrir a la ayuda tecnológica. Las presentaciones con diapositivas o secuencias visuales que sirvan de apoyo al contenido a exponer representan una alternativa que le haga sentir al individuo que puede recurrir a algo más en caso de quedarse sin nada que decir. Estos recursos deben estar ajustados a lo mínimo necesario; se deben evitar elementos que pasen a representar una distracción tanto para el expositor como para el público.

¿Cómo hablar en público?

Una vez que la fase de preparación previa ha sido cumplida, aún queda el reto de enfrentarse al público formalmente. Primeramente, la parte inicial de la presentación es la más importante. Es aquí cuando surgen las primeras impresiones por parte de los espectadores y cuando más debe fortalecerse la confianza del expositor. Se debe comenzar a hablar de forma firme y decidida, ya que una vez que se han pasado los primeros minutos sin ningún titubeo, lo demás suele ser más sencillo.

Ya con el discurso en marcha, la única opción viable es llegar hasta el final. Por eso deben seguirse los siguientes consejos:

  • Tratar de mantenerse lo más relajado posible y mantener la calma. Así la persona puede liberarse de tensiones que son las que suelen desarrollar la mayoría de los síntomas fisiológicos derivados del pánico escénico.
  • El discurso debe realizarse de manera relajada pero proyectando seguridad en lo que se está diciendo.
  • Los errores siempre pueden ocurrir. Cuando esto suceda, no puede detenerse. Lo mejor es fingir que nada ha pasado y seguir adelante. Probablemente el público ni se dé cuenta si se maneja el error con discreción, por lo que entonces esto no debe significar para nada una catástrofe.
  • De vez en cuando puede resultar muy acertado procurar la participación de la gente mediante preguntas e interacciones con el público. Esto brinda una sensación de mayor acercamiento con ellos y aumenta la confianza.
  • Se puede utilizar la improvisación para romper la posible monotonía que pueda surgir en cualquier momento. Aplicar descansos para relatar una experiencia relacionada con el tema, por ejemplo, puede servir para despertar nuevamente la atención que haya sido perdida por parte del público.
  • Por sobre todas las cosas, disfrutar de la presentación. Es la mejor manera de superar cualquier obstáculo que surja durante la faena.
  • Al finalizar se debe agradecer al público por la atención prestada. Eso es el último gesto de respeto antes de salir del escenario que los espectadores siempre recordarán.

Psicoterapia contra el pánico escénico

Los tratamientos psicológicos para el pánico escénico también son muy recomendados para personas que no pueden controlar la ansiedad que les genera la sola idea de tener que hablar en público. En estos casos, puede aplicarse un tratamiento psicoterapéutico para poder brindar al paciente la oportunidad de superar los síntomas en los tres niveles en los que se manifiestan: físico, cognitivo y conductual.

En el nivel físico, las técnicas de relajación son utilizadas para procurar que el cuerpo se mantenga en equilibrio con la mente, de manera que los síntomas puedan ser controlados y su activación se reduzca al máximo. Muchos psicólogos y terapeutas expertos en superar el miedo a hablar en público coinciden en elegir esta opción antes de utilizar un tratamiento farmacológico, ya que este ciertamente permitirá la supresión de los síntomas, pero esto será por un tiempo limitado, mientras que la relajación garantiza un efecto más permanente.

En el nivel cognitivo, por lo general, quienes acuden a un psicólogo por pánico escénico, son aquellos que tienen dos pensamientos fijos en la mente: el primero, es aquel por el que insisten en sentirse extremadamente amenazados por tener que cumplir con la tarea de hablar en público, y el segundo, es ese por el que están seguros de estar condenados al fracaso. Esta combinación genera niveles de ansiedad y estrés enormes, lo cual complica aún más la situación.

Con la terapia cognitivo-conductual se busca afianzar la confianza del paciente en sí mismo, de manera que sea capaz de reducir la posibilidad de errores sobre el escenario y, en caso de presentar alguna falla, este sea capaz de poder seguir adelante con su presentación sin sentirse abatido por el tropiezo.

De esta manera también se abarca el nivel conductual, en el que se sugiere al paciente poner en práctica las recomendaciones dadas por su psicólogo en situaciones reales, ya sea con su familia o amigos, reforzando la seguridad en sí mismo imaginando que está realizando algún tipo de presentación en público ante ellos; de esta manera también logrará fortalecer sus vínculos familiares y relaciones sociales.

Consejos adicionales

  • Llegar temprano al lugar de la presentación. Cualquier retraso aumenta el estrés y, además, la impuntualidad es muy mal vista por quienes acuden a la presentación.
  • Comer algo ligero, como frutas o galletas, y tomar un poco de agua y jugos cítricos antes de comenzar la presentación. Esto ayudará a generar una sensación de saciedad, lo cual permitirá relajar el cuerpo.
  • Sonreír. Así se crea una conexión entre el público y el expositor que le ayudará a consolidar su confianza.
  • Se debe practicar la respiración diafragmática, de esta manera el cuerpo también se relajará y aumentará los niveles de oxígeno en la sangre y el organismo entero, lo que ayuda a la persona a sentirse más tranquila.

 

Psicólogos de Bogotá expertos en tratamiento psicológico contra el pánico escénico



Autor: © PSIGUIDE