Claves para vencer la falta de apetito sexual en los hombres

 

claves para aumentar el apetito sexual en los hombres

 

Falta de apetito sexual en el hombre

La inapetencia sexual es un concepto que concretamente supone la constante pérdida o disminución del deseo de actividad sexual de un individuo, incluyendo fantasías y pensamientos relativos al sexo, que genera incomodidad, dificultad o es motivo de conflicto para la persona que lo padece, afectando su relación interpersonal o de pareja.

Se suele pensar que parte de la naturaleza del hombre es estar siempre dispuesto a tener relaciones sexuales o cualquier actividad relacionada con el sexo. Pero a pesar de estos estereotipos, que solo reflejan una perspectiva de la realidad, lo cierto es que las mujeres no son las únicas que pueden sentir desinterés sexual; los hombres también pueden experimentar disminución del nivel del libido o lo que se conoce como falta de apetito sexual. Esto puede ser, en la mayoría de los casos, un conflicto para la pareja, pues afecta directamente el autoestima del hombre e incluso de la mujer, que puede sentir que es su responsabilidad por no despertar el interés en su compañero; todo esto tiene que ver precisamente con los paradigmas relacionados con la sexualidad y el género, pues se tiende a pensar que el hombre es quien tiene la mayor carga sexual y que si por alguna razón no muestran apetito por el sexo, automáticamente tenemos pensamientos negativos como infidelidad, insatisfacción sexual, … acerca de nuestra pareja.

El sexo se trata de una fusión entre dos individuos que representa el más alto nivel de intimidad y entrega, por lo cual se ven inmersos sentimientos, emociones y pensamientos que se relacionan con la actividad física; el acto sexual tiene por lo tanto una carga psicológica y emocional bastante pesada, pues tiene el poder de frustrar a la persona o disminuir su autoestima tanto como reforzarla.

Sin embargo, la falta de apetito sexual es algo que no distingue géneros y que nada tiene que ver con que la persona sea hombre o mujer, pues es un problema de origen emocional que se somatiza físicamente en el desinterés sexual. Ya sea porque esté atravesando un desequilibrio emocional relacionado con la edad (una fase conocida como andropausia, etapa de la vida del hombre en la que disminuyen los niveles naturales de la hormona masculina o testosterona), por alguna enfermedad crónica o por el agotamiento físico y mental de su día a día, el hombre puede experimentar este bajo nivel de libido sin que esto signifique una amenaza a su virilidad, tal como le puede suceder a la mujer en las mismas circunstancias. Otro motivo podría ser alguna clase de problema en la pareja que genere tensión, insatisfacción o desagrado, algo que incide directamente en el deseo sexual que existe entre ambos individuos.

Distinguir entre inapetencia sexual y la diferencia entre la frecuencia de deseo en la relación de pareja es muy importante para determinar si existe un problema real de falta de apetito sexual, o si por el contrario es un asunto que puede resolverse mediante la comunicación entre quienes integran la pareja; no siempre ambos sentirán el deseo simultáneo de mantener relaciones sexuales, en ocasiones uno de los dos podrá encontrarse sin ánimos de practicar el acto sexual, ya sea por algún conflicto emocional, cansancio o sencillamente no le apetece en el momento, pero para que exista desinterés sexual este debe manifestarse de manera constante y persistente; la persona sufre un bajo nivel de deseo que no aumenta ni responde a la incitación o al erotismo.

Para el hombre, debido a la carga paradigmática que posee como género, la pérdida de la erección es un problema bastante serio, pues se le ha educado con la creencia de que es allí donde reside su masculinidad, dignidad y orgullo. Es un asunto estigmatizado y establecido como una creencia social muy difícil de revertir, pues no solo el hombre lo cree así, sino que la mujer también percibe al hombre como la “potencia sexual” de la relación.

¿Por qué se produce la desmotivación sexual?

Hoy en día no solo las mujeres acuden a consulta médica al presentarse este tipo de problema por inapetencia sexual, sino que los hombres también acuden frecuentemente para exponer esta situación, no porque sea una novedad sino porque antiguamente no se atrevían a preguntar o conocer al respecto, ya sea porque estaba “mal visto” (debido a los estereotipos) o por vergüenza; pero lo cierto es que se trata de una condición que no discrimina por género, sino que más bien suele deberse a causas orgánicas, emocionales o psicológicas.

falta de apetito sexual en el hombre por desmotivación

Existen múltiples motivos por los que puede presentarse la inapetencia sexual, lo que hace que cada caso deba ser tratado de forma distinta, según sea la causa que lo produce. Lo principal entonces, es que exista comunicación abierta entre la pareja y que no haya temor por parte del hombre para expresar lo que le sucede. Lo siguiente, es acudir a un especialista en sexología sería idóneo para ayudarle a determinar qué es lo que genera la falta de apetito sexual y ayudarlo a sobrellevar la situación; el apoyo conyugal es fundamental durante todo el proceso.

Generalmente en los casos de hombres más jóvenes esta falta de deseo se relaciona con el estrés y la ansiedad, pues éstos causan que disminuya la libido, por lo que no se produce la excitación ni la erección, causando mayor frustración en el individuo e incrementando los niveles de estrés y ansiedad. Cuando esto ocurre, los intentos por propiciar un encuentro sexual resultan igualmente estresantes, pues no se generan de manera espontánea y natural sino que acomplejan al hombre, que comienza a sentirse inseguro y ve amenazada su virilidad; resulta como una prueba que al fallar cohíbe sus deseos de iniciar una nueva relación sexual. Así se genera un círculo vicioso en el que cada fallo refuerza el siguiente, causando mayor presión psicológica en el individuo, la cual somatiza en la incapacidad de excitarse sexualmente.

El deseo sexual puede disminuir o aumentar constantemente e incluso resultar potenciado con el estímulo, en cuyo caso sólo se trata de una falta de deseo temporal tratable con terapia. Sin embargo si persiste, las causas pueden ser orgánicas o biológicas. En otras ocasiones la falta de apetito sexual tiene relación directa con otra condición masculina: la disfunción eréctil. La diabetes, los problemas endocrinos o los vasculares son algunas de las principales razones por las cuales el hombre se ve impedido para mantener una erección y por lo tanto, realizar el acto sexual. Igualmente algunos medicamentos podrían causar ciertos efectos secundarios, como la disfunción eréctil o la inapetencia sexual, lo cual se solucionaría al culminar el tratamiento que receta dichos medicamentos.

Estrés, falta de interés en la pareja, problemas conyugales, ansiedad, enfermedades como disfunción eréctil, problemas hormonales u otras causas orgánicas, uso de medicamentos o sustancias que alteran el funcionamiento natural del cuerpo como drogas o alcohol son los principales motivos por las que el hombre puede verse afectado por la desmotivación sexual. Pero lo más importante para vencer esta situación es no ocultarla ni avergonzarse al respecto, sino ser comunicativo con la pareja y no temer pedir apoyo; enfrentar la inapetencia sexual es la vía más rápida y fácil para solucionar esta condición.

Tipos de falta de deseo sexual

Se distinguen varios tipos en la falta de deseo sexual entre los cuales destacan los siguientes:

Primario: afecta especialmente a aquellas personas que durante toda su vida no han presentado altos índices de deseo o libido; no tienen fantasías sexuales ni conductas premeditadas con un deseo sexual. Inicia desde la adolescencia temprana y se refuerza en la adultez.

Secundaria: se presenta en quienes poseen un deseo sexual equilibrado desde temprana edad pero con el tiempo pierden el interés por diversas causas, situaciones o experiencias de vida.

Generalizada: se trata de la inapetencia sexual en la que quien la padece no siente ningún deseo sexual ni por su pareja ni por otras personas.

Situacional: en este caso el afectado no experimenta interés sexual por su pareja o la persona con la que comparte la relación sexual, pero sí siente excitación por otras personas. Puede deberse mayormente a causas psicológicas o sentimentales (problemas conyugales).

Síntomas de la disminución en el interés sexual

El primer síntoma y el más significativo para identificar la falta del deseo sexual es la disminución o nulidad del interés en todo lo relacionado al sexo; no solamente al acto en sí mismo sino a todo lo que ello conlleva. A raíz de este primer desinterés, comienzan a suscitarse una serie de conductas tales como evitar las propuestas de actividad erótica y sexual: el erotismo y el sexo no parecen opciones tentadoras y suelen aparecer las frases “no tengo ganas”, “estoy cansado” o cualquier otra forma evasiva para no realizar actos sexuales. Igualmente el hombre no solo evita estas propuestas sino que además tampoco plantea estas opciones por iniciativa propia y tampoco demuestra interés en el placer individual.

Así mismo, también evita cualquier situación que pueda dar cabida a las relaciones sexuales; se acuesta luego de que su pareja está dormida o se ocupa en otras actividades la mayor parte del tiempo para evitar el contacto conyugal y la intimidad. Eventualmente el sexo y todo lo relativo a él desaparece de la cotidianidad de la relación y el desinterés comienza a mermar la relación de pareja, generando conflictos y problemas aún mayores en los que el alejamiento es tan marcado que cualquier intento de cercanía, irónicamente resulta perjudicial y desagradable.

Una vez que el hombre se encuentra en esa situación y se hace consciente de todo lo que lo ha llevado a estar en ella, comienzan a aparecer el estrés, la ansiedad y la frustración, emociones que pueden llevar al individuo a sentirse obligado a propiciar una relación sexual para solucionar lo ocurrido anteriormente; pero el acto sexual por obligación y sin deseo solo complica aún más las dificultades personales y de pareja, acentuando el desinterés y la desmotivación sexual.

Claves: cómo vencer la falta de apetito sexual

La inapetencia sexual es una situación que se puede superar cuando la persona se preocupa por conocer su propio cuerpo, lo que le gusta, lo que no y por supuesto las condiciones fisiológicas que pudieran ser limitantes para la práctica sexual. Lo primero que debe hacer el hombre que sospecha que padece inapetencia sexual es acudir a un sexólogo. El especialista será quien le ayude a descubrir cuáles son las causas de la falta de apetito sexual; en caso de que los motivos sean fisiológicos, el sexólogo le derivará al médico adecuado, pero si son de su competencia, a solucionarlas a través de sesiones y terapia.

Estas terapias se realizan de manera individual y en pareja, pues la otra persona afectada por la inapetencia sexual es un apoyo fundamental para que el hombre supere su afección. El sexólogo trabaja con todos los aspectos que pueden interferir o influir en la desmotivación sexual y a medida que conozca los motivos y las conductas de su paciente, lo ayudará a atravesar el camino hacia la solución total de su condición.

Otros aspectos que el hombre con desinterés sexual puede tomar en cuenta son algunos elementos elevadores y estimulantes del deseo como pueden ser la buena nutrición que ayuda a elevar la energía sexual de la persona, además de algunos alimentos afrodisíacos que pueden resultar estimulantes; el ejercicio, que mantiene el cuerpo en movimiento y ayuda a la circulación de la sangre que llega hasta los genitales y además aumenta la producción de la hormona masculina (testosterona); ejercicios de relajación que ayudan a controlar el estrés y la ansiedad de modo que se recupere el equilibrio emocional y psicológico, ayudando a la sana relación en pareja y por ende a una vida sexual activa y satisfactoria. Alguna de estas técnicas de relajación pueden ser la lectura, la escritura, la meditación, los masajes, los baños relajantes e incluso un viaje en pareja a un lugar donde puedan conectar con la naturaleza.

Otros factores que pueden ayudar son la terapia en pareja para enfrentar juntos cualquier situación que pudiera llevarlos al distanciamiento emocional y físico y la frecuente revisión médica, para conocer si existe en el hombre alguna condición que pudiera interferir con su deseo sexual, la excitación o la erección.

Una vida sexual satisfactoria se logra cuando se tiene confianza en el lecho conyugal, existe comunicación en la pareja, emocional y sexualmente y se han definido los límites de la relación sexual. No se trata de la frecuencia con la que se practica el acto sexual sino por la calidad y la satisfacción lograda en el mismo; se mide con la pasión y el entendimiento mutuo a un nivel psicológico, emocional y por supuesto físico. Es lógico que si no existe esta comprensión, la atracción física disminuya, exista un distanciamiento y finalmente el hombre como la mujer dejen de sentir deseo el uno por el otro. Del mismo modo la monotonía en la actividad sexual puede llevar al desinterés, por lo que es importante siempre que exista el erotismo y la sensualidad entre ambos de manera que se despierte el apetito sexual: lo importante es sentirse cómodos el uno con el otro.

 



Autor: © PSIGUIDE